Mitología de las Constelaciones
Mitos de Primavera
Hércules, el semidiós invencible
Por Lourdes Cardenal
Heracles o su más conocida versión romana Hércules, cuyo nombre griego significa “la gloria de Hera”, es el héroe mitológico más conocido y casi omnipresente en los panteones de todas las culturas.
El más fuerte y valiente, el impulsivo, el que no teme a nada y acomete cualquier empresa con una increíble seguridad en sí mismo y en su fuerza. El destino quería para él una vida llena de aventuras, de combates extraordinarios, de intervenciones que cambiarían el curso de las guerras.
Fue el hijo de Zeus y de Alcmene, una mujer mortal. Por esta razón, Zeus lo protegió siempre, y se enorgullecía de los logros de su hijo. Pero Hera, traicionada, intentó hacerle la vida imposible todo lo que pudo. Esta diosa, al principio, y por orden de Zeus (su esposo) había amamantado al bebé, sin saber de quién se trataba, pero al descubrirlo, porque el niño comía con demasiada fuerza, lo apartó de sí, creando con la leche vertida de su pecho la Vía Láctea. Desde muy pequeño demostró sus dones, acabando, él sólo, con dos serpientes que la diosa Hera había ocultado en su cuna para que lo mataran, sin conseguirlo.
De sus aventuras se cuenta que viajó en la nave de los Argonautas, para ir a buscar el Vellocino de Oro con Jasón. Pero por lo que más se le conoce y recuerda, es por haber completado doce trabajos impuestos para él, por Euristeo, rey de Micenas y Tirinto, que lo odiaba tanto como lo temía.
La primera esposa de Hércules, fue la princesa tebana Megara, hija del rey Creonte de Tebas. Con ella tuvo tres hijos. Un día, Hera, vengativa, hizo que perdiera el juicio y viera a su familia bajo el aspecto de unos monstruos. Para librarse de ellos los mató a todos. Entonces, Hera le devolvió la razón y el héroe quedó desolado al comprender el crimen terrible que había cometido.
Para conseguir el perdón, viajó al Oráculo de Delfos, donde las sacerdotisas de Apolo le exigieron trabajar humildemente para su primo, el rey Euristeo de Micenas. El castigo consistió en realizar todos y cada uno de los trabajos ordenados por el rey, que estaba aconsejado por Hera. Estos trabajos, conocidos como los “Doce trabajos de Hércules” hubieran sido tarea imposible para cualquier héroe o mortal que no fuera él. Sólo él pudo realizarlos todos con éxito.
El primero de ellos consistió en acabar con el León de Nemea, que aterrorizaba a toda la región, y que no podía ser dañado con arma alguna. Hércules entró a buscarle en la cueva en la que se escondía y sólo con sus manos lo quebró en dos. La constelación de Leo representa esta historia.
Heracles y el león de Nemea, de Pieter Paul Rubens (1619). Fuente: © Wikimedia Commons
Después, en el segundo, tuvo que vencer a la Hidra de Lerna, animal mitológico, con nueve cabezas y cuerpo de serpiente, de sangre y aliento venenosos, hija de Tifón, un dios que controlaba los huracanes, y de Equidna, una ninfa aterradora que había nacido de la sangre del cuello de Medusa. Hércules tomó su espada y comenzó a cortarle las cabezas al monstruo, pero por cada una que le cortaba, le crecían dos.
La Hidra se enroscaba a su alrededor para paralizarle. Por si esto fuera poco, Hera además envió un cangrejo gigante para que la ayudara, que se abalanzó contra Hércules y le mordió los pies. El héroe aplastó sin esfuerzo aparente al animal, sin dejar de luchar con la Hidra. Hera, afligida por la muerte del cangrejo, lo situó en el cielo, y desde entonces se convirtió en la constelación de Cáncer. Hércules pidió ayuda a su sobrino Yolao, que lo acompañaba, quien iba quemando las heridas de las cabezas para cauterizarlas y evitar que nacieran nuevas. Al final vencieron cortándolas todas y entonces el héroe enterró la última cabeza y empapó con la sangre envenenada algunas flechas para hacerlas letales.
La Hidra y el cangrejo, ascendieron al firmamento gracias a los dioses y dieron lugar a las constelaciones de Hidra y Cáncer, el Cangrejo zodiacal.
Hércules y la Hidra de Lerna, de Gustave Moreau (1876). Fuente: © Wikimedia Commons.
Con posterioridad, estuvo con los Centauros, pueblo inofensivo que, en principio, no era beligerante. Pero como en el transcurso del banquete que prepararon en su honor, bebieron en exceso, se volvieron agresivos y atacaron al semidiós. Hércules se defendió usando las flechas impregnadas en el veneno de la Hidra. Por desgracia, el Centauro más sabio, anciano y amable fue herido accidentalmente por Hércules. Por más que lo sintió, nada podía hacer. El centauro se llamaba Quirón y era tan sabio, que había sido maestro de muchos héroes y dioses, entre ellos, Jasón, Teseo o el mismo dios Apolo. Su inmortalidad no le permitía descansar y la herida le producía un sufrimiento atroz. Apiadado de él, y a instancias de Hércules, Zeus se lo llevó al cielo donde brilla imponente en la constelación del Centauro.
El penúltimo trabajo requería de Hércules robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. El manzano dorado del que crecían, era un regalo de bodas para Hera cuando se casó con Zeus. Ella plantó el árbol en su jardín en el Monte Atlas y encargó a las hijas de Atlas, las Hespérides, que lo cuidaran. Desconfiaba de ellas, así que, para que éstas no recogieran ninguna manzana, situó a un dragón llamado Ladón, que, enroscado alrededor del tronco, vigilaba.
Atlas, el titán que soportaba el peso de la bóveda celeste sobre sus espaldas, era el padre de las Hespérides. Hércules fue a buscarlo y le pidió que le franqueara la entrada del Jardín custodiado por sus hijas, al tiempo que le ofreció soportar él mismo mientras, la pesada carga. Atlas accedió encantado. Pero una vez que Hércules ocupó el lugar del titán, éste se lo pensó mejor y reconsideró la oferta. Le dijo a Hércules que sería él quien entregaría al rey de Micenas las manzanas. Nuestro héroe entendió que sólo su astucia le libraría de tan incómoda situación. Y aquí queda patente la ingenuidad del titán.
Hércules matando al Dragón en el Jardín de las Hespérides, de Pieter Paul Rubens (1639). Fuente: © Wikimedia Commons
Hércules aceptó el cambio, haciendo suyos los planes de Atlas, pero le pidió un último favor, antes de que se marchara a ocupar su lugar, quedando libre. Le rogó que sostuviera el cielo por un instante, una última vez, mientras colocaba un almohadón sobre sus hombros que amortiguara el peso. El titán, ansioso por recobrar su libertad, accedió confiado. Hércules aprovechó la estupidez de Atlas en su propio beneficio. Sin tan siquiera mirar atrás, se marchó hacia el Jardín, para completar de una vez su undécimo trabajo, dejando al titán enojado, maldiciendo su suerte y volviendo a cumplir el castigo que le había sido impuesto por los dioses.
Hércules mató al dragón con las flechas envenenadas con la sangre de la Hidra y tomó las manzanas. Hera, apenada, colocó su imagen en el cielo entre las constelaciones. La constelación de Draco representa al dragón que custodiaba las manzanas doradas. Su imagen se representa generalmente enrollado alrededor del Polo Norte, con un pie de Hércules sobre su cabeza.
Nuestro héroe, en medio de tantas aventuras, había decidido casarse con la princesa Deyanira, hija de Eneo, rey de Calidón. Después de la boda, la princesa quiso visitar a su familia, acompañada por Hércules. Durante el viaje, tuvieron que cruzar un río caudaloso y el centauro Neso, que habitaba en esa zona, se ofreció a llevar a Deyanira mientras Hércules cruzaba a nado, pero se enamoró de ella, y en cuanto alcanzó la otra orilla, salió al galope sin esperar a Hércules, ya que pretendía raptarla.
Al oír a Deyanira gritar pidiendo ayuda, Hércules se enfureció, y a pesar de la distancia, le disparó al centauro una flecha untada con la sangre de la hidra que le acertó en el corazón, hiriéndolo de muerte. Mientras Hércules se acercaba al lugar, el moribundo Neso, aparentemente arrepentido, le dijo a Deyanira que tomara un poco de su sangre, y si alguna vez su marido dejaba de quererla, ella en secreto la utilizara con él, pues era la más eficiente pócima de amor.
La venganza es un plato que se sirve frío. El centauro había tendido una trampa para acabar con la vida de Hércules, pero para cuando Deyanira se diera cuenta, sería demasiado tarde.
Muchos años después, la princesa, celosa porque su esposo había ayudado a otra rival, y queriendo recuperar el amor que consideraba perdido, aprovechó la celebración de la victoria de Hércules para regalarle una túnica nueva, que previamente empapó con la sangre del centauro guardada durante tanto tiempo, imaginando que la pócima le devolvería mágicamente la pasión.
Hércules mira al centauro Neso, Casa del Centauro, Pompeya (s.I). Fuente: © Wikimedia Commons
Como era de esperar, la sangre del centauro emponzoñada por el veneno de la Hidra, resultó ser mortal.
En cuanto el héroe se puso la túnica, notó que su piel se quemaba. Intentó quitársela, pero el veneno de terribles efectos se había pegado a su piel. Al tomar conciencia Deyanira de lo que realmente había hecho, se suicidó clavándose un puñal en el pecho.
El veneno no mató al héroe, pero le producía tal dolor que él mismo pidió que le ayudaran a terminar con su agonía. Su sobrino, amigo y compañero de aventuras Yolao, fue el encargado de prender la pira funeraria en la que la parte humana de Hércules murió abrasada, aun vistiendo la piel del león de Nemea por encima de la túnica envenenada, al tiempo que cientos de rayos caían del cielo y consumían la pira. Hércules aparecía ahora con todo el esplendor de su padre, el divino Zeus, quien, entre truenos, lo elevó en su carro de cuatro caballos al Olimpo, y lo situó en la mitad del cielo en forma de Constelación.
CONSTELACIÓN DE HÉRCULES
Si miramos al cielo, hacia la zona circumpolar, podemos observar la hermosa constelación de Hércules, que aparece en el cielo hacia el final de la primavera, culminando en el horizonte de verano.
Al ser la 5ª constelación más grande, es fácil de ver en cielos relativamente oscuros. La forma más común de visualizarla es a través del cuadrilátero trapezoidal que correspondería al torso de Hércules, conocido como el asterismo “Keystone”.
No tiene estrellas de primera magnitud, pero son muy conocidas su estrella α, Ras Algethi, término árabe que significa “el arrodillado”, seguramente por la posición que adopta el héroe en esta constelación, y su estrella β, la más brillante de todas, Kornephoros, término griego para “el portador de la maza”.
Colocado cabeza abajo entre El Dragón y el Ofiuco o Serpentario, alberga en uno de los lados de su cuerpo el cúmulo globular M 13, el Gran Cúmulo de Hércules, el más brillante y bello de los cúmulos del hemisferio Norte, visible a simple vista con un diámetro la mitad de la luna llena, que contiene más de 300.000 estrellas y se halla a 25.000 años luz. Este cúmulo fue descubierto en 1714 por Edmond Halley, y catalogado 50 años después por Charles Messier. Se piensa que tiene su origen en los restos de una galaxia primigenia llamada “Gaia-Enceladus” que se fusionó con nuestra Vía Láctea durante sus primeras etapas de formación.
El otro cúmulo globular es M 92. Es uno de los cúmulos más antiguos que se conocen. La metalicidad es el concepto astrofísico usado para describir la concentración de elementos más pesados que el helio en una estrella. Esos elementos reciben el nombre de metales independientemente de su posición en la tabla periódica. En los estudios realizados con M92, se ha comprobado una metalicidad extraordinariamente baja, 200 veces menor que la solar, lo que indica para este cúmulo una edad estimada de 13.000 – 14 000 millones de años, que es aproximadamente, la edad del universo.
CONSTELACIÓN DE LEO
Es una de las constelaciones más conocidas, formando parte del zodiaco. Fácilmente reconocible por sus numerosas estrellas brillantes, su imagen recuerda a un león agachado. La melena y hombros del león forman un asterismo conocido como “La Hoz”.
Sus estrellas más importantes son, Regulus (α leonis), una estrella doble cuyo nombre latino significa “Reyezuelo o pequeño rey”. También se conocía en la antigua Grecia como “el corazón del león” (“Cor Leonis”), al igual que en la astronomía árabe (“Al Kalb al Asad”), por la posición que ocupa en el pecho de la figura. Denébola, la estrella β leonis y la segunda en brillo, se sitúa en la cola del león.
Contiene numerosas galaxias, como M65, M66, NGC 3628 (Galaxia de la Hamburguesa), componentes del famoso Triplete de Leo, M95, M96 y M105.
Leo es una zona rica en galaxias porque debido a su posición alejada del centro de la Vía Láctea, resulta más fácil visualizar estos objetos de cielo profundo que se encuentran detrás, y que no son eclipsados por la brillante luz de nuestro bulbo galáctico.
CONSTELACIÓN DE LA HIDRA
Es la más grande de todas, y también la más larga con más de 100 grados. Si estuviéramos observando como sale en el cielo, nos llevaría casi 7 horas contemplar su ascensión y declive, de la cabeza a la cola, ya que representa casi un tercio del perímetro terrestre. De forma similar a como ocurría en Draco, hay una parte más reconocible que es el asterismo de forma trapezoidal conocido como “Cabeza de Hidra” que representa a la cabeza.
A pesar de su tamaño, Hydra contiene sólo una estrella moderadamente brillante, Alphard (α hydrae). El resto de estrellas son muy tenues y difíciles de ver.
No hay objetos importantes. Los más destacables son 3 objetos Messier, M83, la galaxia del Molinillo Austral, M68, un cúmulo globular y M48, un cúmulo abierto. Hay también una nebulosa planetaria descubierta por William Herschel, NGC 3242, que recibió el nombre de Fantasma de Júpiter, por su sorprendente parecido con el planeta gigante.
CONSTELACIÓN DE CÁNCER
Es la más tenue de las 12 constelaciones zodiacales y por tanto, muy difícil de ver, con unas estrellas muy poco brillantes, de 4ª magnitud y superiores.
Hiparco de Nicea, en su Catálogo de Estrellas del siglo II a.C., y posteriormente Ptolomeo de Alejandría en el II d.C., determinaron las magnitudes estelares en sentido creciente, siendo las de primera magnitud, las estrellas visibles por ser las más brillantes, que aparecían justo después del ocaso solar y desaparecían justo antes de la salida del Sol, y estrellas de segunda magnitud, tercera magnitud, y sucesivamente hasta las estrellas de sexta magnitud, que eran aquellas estrellas visibles solo con oscuridad total.
Curiosamente, esta clasificación sigue empleándose en la actualidad, con las lógicas modificaciones.
Cáncer es mejor conocido desde la Antigüedad, por albergar el objeto Messier 44, un magnífico cúmulo abierto llamado “El Pesebre”, o “La Colmena”, ubicado justo en el centro de la constelación y que puede encontrarse fácilmente a simple vista.
CONSTELACIÓN DEL DRAGÓN
Esta constelación es circumpolar, nunca se pone porque está situada en torno al Polo Norte, lo cual significa que se puede ver en cualquier época del año.
Hay una parte fácilmente reconocible que es el asterismo de forma trapezoidal conocido como “Cabeza de Dragón” que es precisamente la cabeza del monstruo. Aunque las estrellas del Dragón no son muy brillantes, su estrella Thuban (α draconis) es famosa por haber sido la estrella del Norte en la época de los antiguos egipcios, entre el -4000 y el -1800. Las pirámides fueron diseñadas para tener un lado orientado al norte, con un pasaje de entrada alineado geométricamente de forma que Thuban fuera visible por la noche.
En la actualidad, es la estrella Polar la que goza de este privilegio.
Este cambio se relaciona con los efectos de la precesión de los equinoccios. Sucede porque el eje de rotación de la Tierra no es perpendicular, sino que tiene un grado de inclinación sobre el plano de la eclíptica.
Ello hace que, a lo largo de miles de años, se produzca un movimiento de giro con desplazamiento, cambiando el eje su proyección aparente en el Norte del firmamento, y lo mismo ocurre para el Sur. Se desplazan los polos y también los puntos vernales, o equinocciales, o sea, los puntos donde la línea de recorrido aparente del sol corta la eclíptica, y que indica el inicio de una nueva estación. Al igual que, las estrellas que brillan en los polos, han cambiado con el tiempo, los puntos vernales lo han hecho también. Antes, la primavera comenzaba en Aries, y antes aún, en Tauro, que es una figura muy reconocible en el cielo, y que muchas culturas han venerado.
Ahora el comienzo de la primavera lo marca el punto vernal en Piscis, y suele ser en torno al 21 de marzo.
Debido a los efectos de la precesión, Thuban volverá a ser la estrella polar alrededor del año 21.000 d.C.
Los más destacables objetos de cielo profundo son, dos galaxias, M102, también llamada “galaxia del Huso” y C3, una galaxia espiral, y el objeto C6, la nebulosa planetaria Ojo de Gato.
CONSTELACIÓN DEL CENTAURO
Aunque esta constelación tiene ahora una alta latitud sur, y apenas es visible para nosotros, desde la latitud 40º (N), en los albores de la civilización griega era una constelación ecuatorial. La precesión la ha ido desplazando lentamente hacia el sur durante milenios y ahora está cerca de su máxima declinación austral. En poco más de 7.000 años volverá a tener máxima visibilidad para quienes se encuentren en el hemisferio norte.
Centaurus es una constelación de gran tamaño, que presenta una serie de máximos astronómicos. Para empezar, contiene varias estrellas muy brillantes entre las que destacan sus estrellas α y β. Las estrellas de α Centauri forman un sistema estelar triple compuesto por un sistema binario orbitado por Próxima Centauri, actualmente la estrella más cercana al Sol (a 4,2 años luz).
Entre sus objetos de cielo profundo, aunque hay muchos interesantes, destacan C80, Omega Centauri, que a pesar de estar catalogada como la estrella «Ω omega» de la constelación, es en realidad un cúmulo globular visible a simple vista, a 17.000 años luz de distancia y con un diámetro de 150 años luz. Es el cúmulo globular más grande y brillante de la Vía Láctea, contiene más de un millón de estrellas con una edad media de 12 mil millones de años. Esto ha generado sospechas de que Omega Centauri era el núcleo de una antigua galaxia enana que había sido absorbida por la Vía Láctea.
Otro objeto interesante es la galaxia C77, Centauro A, una de las galaxias activas más cercanas a la Tierra y con un agujero negro supermasivo en su núcleo que expulsa masivos chorros de materia.
Por último, la Nebulosa Boomerang es una protonebulosa planetaria cuya temperatura de 1ºK la convierte en el objeto conocido más frio del universo.