El personaje del mes
Maslama Al Mayriti
Madrid, 950 (Reino de Castilla) / Córdoba, 1007 (Al Andalus)
Por Lourdes Cardenal
Podía ser una noche cualquiera en la primavera de Madrid.
Podía ser una bóveda celeste tachonada de estrellas que despertaran por primera vez la curiosidad de aquel joven tan inteligente que siempre quería más.
Era la segunda mitad del siglo X y el califato de Córdoba estaba en todo su esplendor. Y hacía un siglo que se había fundado aquella ciudad en el lugar estratégico junto al río, que empezaba a crecer despacio, y que tendría que ver pasar muchos siglos antes de llegar a ser la capital. Porque Madrid, Magirit significa en árabe “la que tiene agua”.
Era el momento de Al-Ándalus, y el Califato prometía la gloria intelectual a los que le visitaban.
Calle principal del Madrid musulmán, en la época que vivió Maslama
Así que el joven Maslama al-Mayriti (Abulcasim Maslama), se trasladó a Córdoba que era un centro de saber y uno de los puntos más importantes de la cultura de la Europa medieval. Era en esos cercanos años cuando otros contemporáneos suyos hacían una exaltación de la literatura como “El collar de la paloma” o las “Rubaiyyat” las famosísimas cuartetas del también matemático y astrónomo Omar Khayyam.
Allí tuvo acceso a obras de historiadores, de filósofos y de astrónomos. Y este estudioso resumió y adaptó algunas de las obras astronómicas más avanzadas de su época: los movimientos de los astros expresados en las “Tablas de al-Battani” y las “Tablas de Muhammad al-Juwarizmi”, uno de los más afamados astrónomos persas y cuya adaptación es su principal obra. Maslama convirtió las fechas persas basadas en el calendario solar, a las árabes que se basan en el calendario lunar, así como las coordenadas adaptándolas al meridiano de Córdoba, de modo que pudo fijar las longitudes medias de los astros al principio de la era de la hégira (622) documentándolas con unos gráficos excelentes. Además, incorporó otros datos que no existían en el original, como tablas de seno y cotangente. Con todos estos cálculos se pudo corregir el tamaño del mar Mediterráneo y determinar lo que medía en realidad. La adaptación de estas tablas de Juwarizmi por Maslama fue traducida al latín por Adelardo de Bath, un erudito inglés, gracias al cual ha llegado a nuestros días y en la que aparece la primera mención de una medida de la Tierra.
Observación del firmamento por astrónomos árabes y construcción de los primeros astrolabios
Maslama tradujo el “Planisferio” de Ptolomeo y aplicó las teorías allí descritas para dividir la proyección del horizonte y también para proyectar las estrellas fijas utilizando las coordenadas eclípticas, horizontales y ecuatoriales.
Toda una innovación por parte de Maslama que suponía el aunar dos tradiciones diferentes: por una parte, la de las matemáticas, y por otra, la de la astronomía, desarrollada en al-Andalus desde el reinado de Abderramán II (822-852).
Que contado así parece aburrido, pero en el siglo X, Europa estaba sumida en un declive intelectual. La esperanza de vida media, rondaba los 40 o 50 años, algo más para varones que para mujeres, seguramente por la mortalidad en los partos, y muy poca gente sabía leer. Pensar en ser capaz de traducir con fluidez obras escritas en griego, latín o cualesquiera lenguas de la antigüedad, al árabe, y además comprenderlo, y poder corregirlo, mejorarlo y explicarlo, sobre todo tratándose de matemáticas o astronomía, ciencias ya arduas de por sí, era señal de un conocimiento cristalino y de una inteligencia superior. Dominaba la filosofía, la matemática avanzada y era capaz de calcular las distancias terrestres con la sombra de los astros. Se le consideraba un referente de su época en muchas disciplinas. Era, en el mundo árabe, lo que muchos siglos después se consideraría un hombre renacentista.
Gracias a sus conocimientos, pudo observar el eclipse de sol del año 1004 (parcial en la latitud de al-Andalus), la supernova del año 1006 (SN1006) y predijo la conjunción de Júpiter con Saturno en el signo de Virgo.
Consiguió un alto grado de perfeccionamiento de los primeros astrolabios, las calculadoras analógicas más usadas a lo largo de toda la Edad Media, con los que se pueden resolver problemas de astronomía relacionados con el Sol y las estrellas, escribiendo un Tratado sobre ellos, fundamentalmente teórico. El astrolabio se basa en una proyección estereográfica de la esfera celeste sobre el plano del ecuador, utilizando uno de los polos como centro de proyección. La obra básica en la que se estudia este sistema de proyección y su aplicación al instrumento es el “Planisferio” de Ptolomeo, como ya he dicho, traducido por él. Y el Tratado sobre los astrolabios que escribió, se conserva actualmente en el Real Monasterio de El Escorial.
Sin embargo, la historia no ha sido justa con este brillante madrileño de la etapa califal, el primer astrónomo andalusí del que se tiene constancia que realizó sus propias observaciones astronómicas, que nos legó el conocimiento de otros más antiguos y el suyo propio, creando la primera escuela de matemática y astronomía de Madrid en el año 1004.
Su trabajo, reconocido por sus coetáneos, no ha llegado hasta nosotros, salvo muy parcialmente. Y tampoco su nombre figura entre la lista de los madrileños ilustres e ilustrados. Sólo hay en un barrio del norte de Madrid, una plaza privada que se llama como él. Sólo una placa escondida como humilde tributo a este sabio de la etapa califal, que nos regaló el “Extracto de las Tablas de Al-Battani”, para la posición de los astros y las ecuaciones de los planetas, el “Libro de aritmética práctica” o la “Teoría de la perfección de las ciencias numerales”.
Plaza de Maslama, en Madrid
Muchos siglos después, el planeta extrasolar “Majriti”, que orbita la estrella Titawin, en la constelación de Andrómeda, fue denominado así en su honor a partir del proyecto NameExoWorlds.
El azaroso destino tuvo a bien convertirlo en consejero de Almanzor, quién le consultaba sus opiniones antes de cada batalla, indicando los momentos oportunos en que debía empezar sus campañas. Cuando murió en el año 1007 en Córdoba, la época del califato comenzó su nadir…
Bibliografía consultada
– Cano Ledesma, Aurora “Indización de los manuscritos árabes de la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial” 1996
– Osorio, Carlos (2019) “Historias de Madrid”
– Samsó, Julio “Maslama Al Mayriti”
– Vernet, Juan (2008) “Al-Majrītī Abu ’L-Qāsim Maslama Ibn Aḥmad Al-Faraḍī“.