El personaje del mes
Charles Messier
Badonviller, 1730 (Francia) / Paris, 1817 (Francia)
Por Lourdes Cardenal
Paris siempre ha sido una ciudad preciosa.
Se la conoce también como la Ciudad de la Luz, por el enorme despliegue lumínico que la acompaña y que se puede ver desde el cielo.
Pero no siempre fue así….
Era una noche fresca de finales de agosto, Charles Messier tenía entonces 28 años y trabajaba como cartógrafo para la marina francesa. Era muy buen dibujante y por eso le habían contratado, pero siempre que podía, dirigía el telescopio del Observatorio de la Marina, instalado en el Hôtel de Cluny, en el centro de Paris, al cielo para encontrar cometas y buscaba indicios por todos los rincones.
Aquella noche las Pléyades brillaban en el Este, la constelación de Tauro se alzaba justo debajo por el horizonte y hacia allí dirigió Charles Messier su pequeño telescopio de menos de 20 centímetros y observó con extrañeza algo que no parecía ser una estrella, ni desde luego, un cometa. Como siempre había hecho, ya lo había visto con anterioridad y descubrió que estaba exactamente en el mismo sitio.
El Hôtel de Cluny en la época de Messier, véase la cúpula del observatorio sobre la torre.
Puede que en aquel momento tuviera conciencia de la inmensidad del universo o simplemente decidió hacer una exhaustiva descripción de los objetos que no eran cometas. En cualquier, caso su descubrimiento supuso un hito astronómico, puesto que fue el primero de los objetos que entrarían a formar parte del catálogo Messier: El objeto M1, el remanente de supernova de la nebulosa del cangrejo en Tauro.
Charles Messier había nacido en Lorena el 26 de junio de 1730, en una familia de doce hermanos, de los que sólo seis llegaron a la edad adulta. Gracias a su hermano mayor, y a su destreza como dibujante, consiguió ocupar un puesto como astrónomo de la marina francesa, con tan sólo 21 años. Dibujaba con precisión mapas celestes y geográficos, que eran muy apreciados por sus superiores.
Durante mucho tiempo trabajó como ayudante de observación de Joseph Nicolás Delisle, hasta el retiro de éste en 1760, en el que ocupó su cargo de astrónomo principal. Para ello, utilizó varios telescopios a lo largo de su carrera, casi todos reflectores. El mejor, un reflector gregoriano de 113 cm de largo y entre 19 – 26 de apertura y 80 de foco. Un newtoniano de 20 cm y 1,40 de foco, instalado en el Hotel Cluny y propiedad de Delisle, que luego le legó, y hacia el final, un acromático de 12 cm.
Continuó con sus observaciones y descubrimientos de cometas, ocupación a la que se dedicó con extraordinarios resultados, ya que llegó a estudiar y detallar más de 40 ya conocidos y descubrió 20 cometas nuevos.
Primera página del catálogo Messier , que contiene los objetos M1 a M5, publicado en 1784. Fuente :© Cambridge University Press
A la izquierda, dibujo de la «nebulosa» de Andrómeda (M31) y a la derecha la nebulosa de Orión (M42) dibujados por Messier.
Fuente :© Cambridge University Press
Esta dedicación le suponía un esfuerzo considerable, por lo que a partir de 1764 inició la compilación del catálogo de objetos estelares que lleva su nombre, para evitar la confusión de los cometas, con otros elementos del cielo, que no lo eran. Publicó entre 1770 y 1784, las diferentes ediciones y ampliaciones del “CATÁLOGO DE NEBULOSAS Y CUMULOS DE ESTRELLAS QUE SE DESCUBREN ENTRE LAS ESTRELLAS FIJAS POR ENCIMA DEL HORIZONTE DE PARIS”.
El Catálogo final, tal y como ha llegado a nuestros días, se compone de 110 objetos, correspondientes a 40 galaxias, 28 cúmulos globulares, 27 cúmulos abiertos, 7 nebulosas de emisión, 4 nebulosas planetarias, un asterismo, una estrella doble, una zona estelar densamente poblada y un remanente de supernova.
Los 110 objetos del catálogo Messier de astros ‘molestos’
Toda su vida fue un trabajador incansable. Mientras la salud se lo permitió, realizó sus observaciones. A lo largo de sus 87 años vio morir a dos reyes, Luis XV anciano y Luis XVI bajo la guillotina. Vio nacer y morir una república, que cerró su observatorio, vivió la Revolución Francesa y su caída. Y presenció el triunfo y la coronación como Emperador de Napoleón Bonaparte.
Ya al final de sus días, fue precisamente Napoleón quién le nombró Caballero de la Legión de Honor, cuando ya muchos otros países le habían reconocido, antes que Francia, sus méritos incuestionables.
En pleno Siglo de las Luces, Charles Messier deslumbró a sus colegas con una relación de Nebulosas y Cúmulos Estelares Abiertos y Cerrados, que marcó el nacimiento del estudio del espacio profundo.
A lo largo de la historia ha habido muchos astrónomos que han aportado su saber y su conocimiento científico para mejorar las técnicas, y su inteligencia para la resolución de problemas, para realizar cálculos astronómicos y resolver conflictos multidimensionales o transgresores del tiempo y del espacio.
La aportación de Messier a la historia fue hacer la astronomía agradable a todo el mundo. Fue presentar los objetos más bellos del universo ante nuestros ojos, enumerarlos y describirlos uno a uno, con sus errores, con sus fallos, pero con la laboriosa actitud del copista que transcribe una historia magnífica; del dibujante que repite el retrato de la noche celeste a su modo y con sus pinceladas, pero que nos regala a todos un compendio de los objetos más hermosos del firmamento observable.
Bibliografía consultada
– Comellas, José Luis “Catálogo Messier” 4ª ed, 2008.
– Bachiller, Rafael “200 años de la muerte de Messier, el hurón de los cometas” El Mundo, 2017.
– Wikipedia (the free Encyclopedia in English).